Al peregrino le llama la atención la fuente enclavada frente al pórtico de la ermita en lo que parece ser una gran rueda de molino, fuente que, aunque no echa agua en esos momentos, le da cierto encanto al entorno de la ermita.
Adosada a la ermita hay una casa que el peregrino deduce que debe pertenecer al santero,
aunque le dicen que es conocida como la casa del ermitaño y que también sirvió como refugio de peregrinos, sabiendo la fecha de construcción de este cuerpo al descubrirse la inscripción “Se hizo esta obra en 1766” al tirar un muro en los trabajos de restauración.
Al peregrino siempre le han gustado los artesonados mudéjares de las iglesias, ermitas y monasterios que ha tenido la oportunidad de visitar, y este que cubre el tercer cuerpo de paredes encaladas y lisas de la ermita cree que merece la pena.

Al Presbiterio accede a través de un gran arco ojival con una amplia reja de hierro forjado, deteniéndose ante el sencillo retablo que enmarca a la imagen de la Virgen que data de 1939, imagen que al peregrino le parece que tiene una cara muy bonita, preguntándose, como cada vez que contempla estás imágenes de vestir, si no ocultaría en su interior restos de antiguas imágenes románicas que, por desconocimiento y nuevas formas de entender el culto, se cubrieron con las nuevas imágenes procesionales. Al peregrino le hubiera gustado saber si se tenían noticias de la primitiva imagen románica o mozárabe, como algunos le gustan denominar a estas imágenes de los siglos XII y XIII, pero en este caso, como en otros muchos, solo es la tradición la única fuente de información y solo se sabe que la antigua imagen fue destruida, pero sin datar fehaciente-mente la fecha. Una pequeña campanera sobre el arco le indica al peregrino que posiblemente esta sería la primitiva ermita hasta las posteriores ampliaciones, sobre todo la citada de 1766. Al Camerino de la Virgen entra por un arco de piedra y que está separado de la actual ermita por una verja de hierro forjado, Camerino que está limpio de esos exvotos o mandas que tanto proliferaron en otras épocas en ermitas y santuarios, ofrecimientos que, respetando en todo momento los motivos por los que se hacían, le parecieron al peregrino siempre de mal gusto. Al peregrino le cuentan que lo poco que se conoce sobre la historia de la Virgen de Valsordo es transmitido oralmente de generación en generación, sobre todo la historia del pastorcillo al que la Virgen extendió su manto para ayudarle a cruzar con sus ovejas un riachuelo crecido tras una fuerte tormenta. A la Virgen de Valsordo también se la conoció como Virgen de las Victorias o Virgen de los Toros ya que gracias a su protección los lugareños salieron victoriosos en su contienda contra los invasores moros, interesándose el peregrino de porqué el nombre de la Virgen de los Toros, aclarándole que fueron unos toros bravos los que arremetieron sobre los despavoridos invasores. Al peregrino le dicen que el primer domingo de mayo es cuando se celebra la romería a la ermita, aunque también durante la Virgen de Agosto son muchos los que acercan a festejar a esta Virgen de Valsordo.
Antes de continuar su camino, el peregrino se toma un descanso en uno de los poyatos del porche de la ermita soportado por unas pilastras de granito, bajo una cerámica de la Virgen de Valsordo contemplando el llamado “Jardín de la Virgen” en donde el peregrino leyó la fecha de 1672 en la peana que soporta un pedestal de varios escalones con una cruz de granito.
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